Santiago de Chile, 8 may (EFE).- Vallas rodean la calle donde se encuentra el Consulado de Venezuela en Chile, hasta donde han llegado desde distintos puntos de Santiago un centenar de venezolanos con sus maletas para marchar hacia el aeropuerto y retornar a su país natal.
En pleno auge del COVID-19 en Chile, muchos han perdido sus trabajos, han gastado sus últimos recursos o se han quedado sin vivienda por falta de dinero para pagar alquiler. La crisis del coronavirus los ha obligado a abandonar el sueño de una vida próspera en Chile.
Entre la fila de quienes esperan un vuelo se encontraba Andrea, que llegó a Chile el pasado 2 de octubre junto a su madre y su hija “con sueños y esperanzas de mejorar” y que formó parte del grupo de 250 venezolanos que el martes pasado salieron de Chile en un vuelo proporcionado por el Gobierno de Nicolás Maduro.
También estaba en la fila Anderson, que quería regresar a Venezuela antes de caer en la calle.
“Tengo un hijo, una esposa y lo menos que quiero es llegar a ese extremo”, dijo a Efe.
Anderson contó que en su país tienen una casa y que ya están recibiendo ofertas de empleo. “No nos da mucho para los gastos pero sí para comer”.
“Como decimos coloquialmente: la necesidad tiene cara de perro y nos tenemos que regresar por eso”, agregó antes de lograr abordar el mismo vuelo.
“LOS MOTIVOS QUE HACEN LLEGAR A PERSONAS A CHILE ESTÁN EN CRISIS”
La búsqueda de una mejor situación económica y social, uno de los principales motivos que atrae a inmigrantes a Chile, así como la existencia de una red de acogida “están bajo ataque”, comenta a Efe el profesor del Instituto de Historia de la Universidad Católica de Chile Pedro Lacobelli para explicar los motivos por los que los muchos quieren regresar a sus países.
“Es decir, los motivos que hacen llegar personas a Chile están en crisis”, sostiene el profesor, que se inclina a pensar que dadas las condiciones actuales “van a ser más y más los migrantes que van a querer regresar a su país”.
LOS QUE QUEDAN
A los pies del centro comercial Costanera Center y de la torre Gran Santiago, símbolo del progreso económico que caracterizaba a Chile, decenas de carpas se plantaron en frente del consulado de Bolivia.
Son cerca de 80 inmigrantes que buscan algún medio de repatriación desde Santiago hacia su país, tal como se hizo hace algunas semanas con los bolivianos que se encontraban en el norte de Chile.
Ha pasado cerca de una semana desde que llegaron a instalarse las primeras tiendas de campaña y quienes las ocupan dicen que no han obtenido respuesta alguna por parte del Gobierno boliviano.
VIVIENDO EN LA CALLE
Afuera del consulado de Venezuela hay otro grupo. Pero Brangi, junto a una decena de compatriotas, no va a ningún lado. Duerme a la intemperie esperando una respuesta.
Brangi, quien está en Chile junto a su esposo y sus 4 hijos, denuncia que “la embajada llamó (a ciudadanos venezolanos) a su conveniencia”. Sin embargo es tajante: “No nos vamos a ir de aquí sin una solución”.
DOBLE CRISIS
“Tanto a los migrantes como a nosotros (los chilenos) nos tomó por sorpresa la crisis de octubre y la crisis sanitaria actual”, explica Lacobelli.
El profesor añade además que la población migrante es más vulnerable y tiene menos capacidad de adaptarse a este tipo de situaciones.
María José Campano Abásolo