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Las mujeres, al frente de las protestas que cumplen un mes en el Líbano

Beirut, 17 nov (EFE).- Cientos de manifestantes se concentraron hoy en el centro de la capital libanesa para celebrar un mes de protestas que comenzaron por el hartazgo popular y, desde el primer día, con las mujeres al frente de las marchas que buscan acabar con el Gobierno y el patriarcado.

A orillas del mar Mediterráneo, las jóvenes agarran el megáfono para gritar todo tipo de consignas en contra del Gobierno, basado en un sistema confesional dividido entre las dieciocho comunidades religiosas reconocidas desde el fin de la guerra civil (1975-1990), y la corrupción que ha llevado al país al colapso económico.

En la Plaza de los Mártires, convertida en el núcleo de las protestas en Beirut iniciadas el 17 de octubre, siete chicas de diferentes partes del Líbano están sentadas en el suelo tomando fuerzas para unirse a la manifestación pacífica del domingo, día en el que suele acudir más gente al centro.

ABAJO EL SISTEMA

“Es simple, de esta revolución queremos solo un resultado: acabar con todo el sistema”, dice a Efe Rima Aoun, una feminista que participa en diferentes movimientos en el país a favor de los derechos de las mujeres.

Todo el sistema significa “el patriarcado, el capitalismo, el racismo, todo el sistema que es sectario; un sistema clasista que no acepta a aquellos que no tienen la nacionalidad libanesa”, afirma.

En un momento se forma un corrillo donde comienza una discusión a tres para ir enumerando lo que este país arrastra desde la guerra y cuyas cicatrices buscan cerrar formando un nuevo Gobierno.

“Lo que vemos hoy sobre las mujeres en la revolución es el resultado de años de lucha, de esfuerzo. Han tomado los espacios públicos para unirse a esta revolución”, indica a Efe Nour Ladki, otra de las jóvenes en el grupo.

UN MES DE PARÁLISIS

Desde que comenzaron las protestas, cuya chispa fue la aplicación de una tasa a las aplicaciones de mensajería como Whatsapp, luego retirada, el Líbano ha vivido en una parálisis permanente plasmada en el cierre de bancos y otras instituciones.

Durante las dos primeras semanas, las sucursales bancarias cerraron por las manifestaciones y, tras una reapertura de unos días, volvieron a echar la llave por una huelga convocada por los empleados que aún continúa.

El presidente de la Unión de Sindicatos de Empleados del Banco libanés, George el Hajj, afirmó a Efe que hay pendiente mañana una reunión con la Asociación de Bancos para saber si reabrirán las sucursales al día siguiente.

“Esperamos una respuesta a dos de nuestras reivindicaciones: medidas de protección y cómo debemos actuar con los clientes”, señaló El Hajj, después de que estos últimos se tornasen agresivos con los trabajadores por las limitaciones que existen actualmente para la disposición de efectivo, sobre todo de dólares.

Aunque el Líbano cuenta con moneda propia, la libra libanesa, la mayor parte de los productos de consumo son importados y pagados en dólares.

Además de la economía, el Líbano no cuenta ahora con un primer ministro y el presidente, Michel Aoun, todavía no ha comenzado con las consultas parlamentarias para nombrar al sucesor de Hariri, que debe ser musulmán suní.

Isaac J. Martín y Kathy Seleme

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