Octubre 20, 2016
El coche es el nuevo dormitorio
Por Sharon McElhone
La furia de la campaña política continúa mientras la clase media americana lucha por mantenerse en este nuevo siglo. Un análisis del Centro de Investigaciones Pew encontró que “debido a la crisis del mercado de vivienda y la gran recesión del 2007 al 2009, su riqueza mediana (activos menos deudas) cayó un 28% del 2001-2013”. No importa cómo lo enfoquemos, existe un problema sobre lo que está ocurriendo a la clase media.
Una mañana, mientras esperaba en la línea para hablar con el Senador Jim Beall, a una mujer de edad mayor su rostro se tornó de color gris, se paró delante de mí y le pidió que por favor, hagan algo acerca de los estudiantes que viven en sus autos en los estacionamientos de todo el campus del San Jose City College. “Se les puede ver saliendo de los coches por la mañana”, dijo. Yo podía oír el latido de su corazón rompiéndose mientras hablaba. Fue la primera vez que escuchaba sobre esta situación. Según un estudio encargado por el Timothy P. White, Canciller Estatal las Universidades de California, uno de cada cinco estudiantes del conjunto universitario estatal está pasando hambre y uno de cada diez no tiene donde vivir. El alto costo de vida es el culpable y han llevado a algunas universidades, como la Universidad Estatal de San José, a establecer despensas de alimentos para que los estudiantes pueden comer antes de ir a clase. Cuando fue mi turno para hablar con el Senador, simplemente pedí una entrevista, las preguntas todavía desconocidas. Pero después que dejé ese día la Conferencia “Cambiadores de Juego”, una nueva realidad llegó a mí solo porque me tocó estar detrás de esta mujer tan especial que habló con el senador.
El puente que conecta a Washington a lo que está ocurriendo sobre este terreno se ha puesto más difícil de cruzar. Con cada escándalo de Donald Trump o Hillary Clinton, figuras políticas que posiblemente nunca han experimentado el hambre o la amenaza de perder su hogar, han buceado en la dura retórica y golpes bajos, dejando a los estadounidenses afectados negativamente. Quizás es por ello que Bernie Sanders fue tan atractivo. Su planteamiento, durante su campaña, de hacer el costo de una carrera universitaria gratis libre de deudas, y la promoción de una reforma de las finanzas tuvo un gran impacto. Quizás fue por ello que Bernie Sanders fue tan atractivo. No se veía como una propuesta inalcanzable, más bien guió a suficiente americanos a mirar hacia adelante, eso fue lo real. Sus propuestas concretas que significaban muchos cambios y trabajo, fueron más palpables que los dos lemas délficos que oímos hoy “Hacer de América Grande Nuevamente” y “Más fuertes Unidos”. Uno rememora el pasado – cuando las mujeres no se atrevían a aspirar a ser mucho más que un ama de casa o secretaria y los afroamericanos y latinos creían que eran minoría. El otro lema nos mantiene anclados en el presente – una época cuando la clase media estadounidense ha sido despojada de su riqueza como consecuencia de años pagando por guerras con sus impuestos y por manipulaciones horrendas por la industria bancaria. Un lema sugiere ir en sentido contrario y el otro lema sugiere un status quo.
Mi madre llama la lucha electoral de 2016 “peor que ver una novela en español”. ¿Y quién no está decepcionado con este circo? ¿Con todas las injurias? Parece que hay aquellos que corren y hay una mayoría que se esfuerza por mantener lo que tienen después de políticas oportunistas y gastos imprudentes que ha dejado al país sin una dirección clara. Somos un país en la necesidad desesperada de un líder que nos lleve sin peligro al futuro. Un futuro donde mujeres y hombres tengan acceso a una vivienda asequible y a cuidado de niños gratuito; donde estudiantes universitarios americanos no se hundan en deudas, viviendo en coches o pasen hambre; donde atacar el cambio climático sustituya a espiar, bombardeos, intimidación y engaño; donde el sonido de un silbato auténtico no sea estigmatizado; donde las próximas grandes industrias y la creación de empleos respondan a sostenibilidad y espacio exterior. La energía original debe ser restaurada a la voluntad del cada día en el americano que cree que este país le pertenece a ella o a él porque él o ella contribuye a su grandeza a través de trabajo duro, pago de impuestos y porque cumple con su responsabilidad de votar.
La calidad del mundo que dejamos para aquellos que vienen después de nosotros es mucho más importante que cualquier fama que podríamos tomar para nuestro ser individual. Hemos sido vendido en la idea de que está bien contaminar nuestro propio patio, mientras se gana dinero y se mantiene en el poder. Es por esa ideología por lo que ahora estamos frente a temas tan trascendentes como el cambio climático, deuda estudiantil elevada, una clase media menguante, crisis de la vivienda y falta de cuidado de niños asequible en nuestro país. Esa ideología se está extendiendo también a otros países a través de capitalismo. No es sustentable para nosotros ni para el resto del mundo. El dinero de los impuestos pagado en su mayor parte por la clase media existe para para mantener nuestro país seguro y functional para los americanos. El dinero de los impuestos debe conservarse y utilizarse para construir y mantener infraestructuras en casa. Además, el dinero que la clase media contribuye a la economía no debe ser acumulado, para que no pueda fluir como un medio de mantener la economía saludable.
Hemos permitido que Washington gaste nuestras últimas monedas de diez centavos en guerras y prisiones en vez de gastar ese dinero en casa para nuestros caminos, parques, puentes, escuelas, negocios y programas de atención infantil. Nuestros jóvenes innovadores, que buscan una educación superior y quienes son nuestro futuro, ahora se encuentran sin suficiente estabilidad financiera o seguridad en el trabajo. Y con esta nueva conciencia en cuanto a la situación grave de las necesidades de un estudiante, sólo me pregunto si uno o el otro candidato capta plenamente lo que está sucediendo en nuestro territorio estadounidense, mientras que vuela el barro y el próximo escándalo oscuro se cierne.
Ese futuro líder que conducirá a los americanos sin peligro sobre el puente a un lugar de racionalidad, quien cerrará otra vez la división y cultivará la clase media nuevamente, porque es lo que es sostenible y sano para nuestro país, tiene que solicitar aún el trabajo de la persona más poderosa del mundo. Tal vez es tiempo de abrir el campo a un candidato de un tercer partido y manterla a ella o a él hasta el final de una lucha electoral, renovar las reglas de acceso de la votación que excluyen a un tercer candidato antes de que las votaciones finales sean realizadas. Nadie sabe cual será resultado hasta el final de una carrera electoral, aunque todavía gobierna el acceso en una forma pre-determinada de quién ganará.
Según un sondeo Gallup de octubre de 2013 el sesenta por ciento del pueblo americano siente que un tercer partido principal es necesario para ser representado de manera justa nuevamente. El tiempo se desliza y América espera. En noviembre vamos a las urnas para elegir al próximo presidente y, sin embargo, pueden ser cuatro años más hasta que tengamos un candidato que entienda cabalmente cuán esencial es comenzar a reconstruir nuestra infraestructura en casa.