Hong Kong, 27 oct (EFE).- La policía de Hong Kong planea volver a emplear a 1.000 agentes retirados para aliviar la presión sobre el personal actual, derivada de los meses de caos y violencia que ha vivido la urbe ante la ola de protestas prodemocráticas, apuntó hoy el diario independiente South China Morning Post.
“El trabajo de los exagentes contratados no se limitará a trabajos tales como observar las cámaras de seguridad, sino que se organizará de acuerdo con nuestras necesidades operativas”, dijo al diario una fuente policial de alto rango.
Así, añadió, “podrían ponerse en primera línea para tratar con los manifestantes si es necesario, dependiendo de sus habilidades y experiencia”.
Esta práctica de recontratar a agentes jubilados ya viene realizándose desde agosto por lo que finalmente serán unos 2.000 policías retirados los que hayan vuelto a trabajar estos meses, aunque solo 1.000 se quedarán con un contrato de reincorporación total que entrará en vigor en marzo.
La policía de Hong Kong cuenta hoy con 30.000 efectivos, que están siendo protagonistas en la ola de protestas que atraviesa la ciudad, ya que una de las quejas de los manifestantes es el excesivo uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad.
Y es que muchas de las marchas, que comenzaron como protesta contra un polémico proyecto de ley de extradición, han desembocado en motines, bloqueos de carreteras, quema de objetos, lanzamiento de bombas de gasolina o de objetos por parte de grupos violentos de manifestantes, que han sido repelidos por la policía.
La contratación de los policías retirados es posible bajo el esquema de contrato de servicio posterior a la jubilación lanzado por la Oficina de Servicio Civil en 2015, que brinda a los departamentos flexibilidad para ajustar sus niveles de personal.
El personal contratado tendrá que aprobar un examen médico, tendrá contratos de hasta 2 años y medio y trabajará 48 horas a la semana.
Aunque la jefa de Gobierno hongkonés, Carrie Lam, retiró formalmente a principios de septiembre la polémica propuesta de ley, los manifestantes se niegan a detener lo que consideran una lucha por una mayor democracia y contra la creciente invasión de Pekín a sus libertades civiles.