Washington, 12 jul (EFEUSA).- Con miedo a los guardias, enfermos, con pocas horas de sueño y sin acceso a jabón: así pasan las horas los miles de niños que permanecen detenidos en los centros de detención de inmigrantes indocumentados, según el relato de una abogada de la Universidad de Columbia ante el Congreso.
“Nunca antes había visto, oído u olido tal degradación y trato inhumano de los niños bajo custodia. El Congreso debe actuar de inmediato para garantizar que los niños estén libres y con sus familias”, dijo bajo juramento Elora Mukherjee en una audiencia ante el Comité de Supervisión de la Cámara Baja.
La letrada, experta en inmigración, visitó hace unas semanas las instalaciones del centro de detención para migrantes de Clint (Texas), que estuvo en el centro del debate nacional después de que un grupo de abogados denunciara las “condiciones insalubres” existentes.
Según esas denuncias, las instalaciones estaban sin pañales para los bebés, sin jabón, ropa limpia, cepillos de dientes, ni comida adecuada para los menores.
Esa expedición, formada por Mukherjee, otros abogados y un médico, se reunió con unos 70 niños inmigrantes detenidos en las instalaciones del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP, por sus siglas en inglés) en Clint.
“Los niños en Clint estaban sucios y angustiados, estuvieron durante días y semanas sin acceso a jabón, duchas, cepillos de dientes, ropa limpia, nutrición o sueño adecuados”, describió Mukherjee, que fue invitada a declarar por los congresistas demócratas.
La abogada explicó que los niños con los que habló también “parecían estar enfermos”.
“Muchos tenían mucosidad nasal que goteaba de sus narices, otros tenían tos… Como no tenían pañuelos a mano, se limpiaban la nariz con su ropa, manos y brazos”, señaló.
La letrada también explicó varios episodios en los que los niños habían mostrado “miedo” hacia los guardias de Clint.
“Una niña de quince años con la que hablé –relató- estaba demasiado asustada como para que su nombre se asociase con su declaración. Tenía miedo de represalias y daños si los guardias se enteraban de su identidad. (…) Otros dijeron que, a pesar de tener hambre, estaban demasiado asustados para pedir más comida a los guardias”.
En su intervención, la letrada consideró que los niños deben ser “rápidamente” entregados a miembros de su familia que se encuentren en el país o a tutores “con las salvaguardas adecuadas para garantizar que pueden presentarse para trámites migratorios”.