Agosto 6, 1994
Texto y fotos por Mary J. Andrade
Cuando hace algunas semanas mencioné a familiares y amigos mi intención de ir a los estados de Chiapas y Oaxaca para realizar un recorrido, por carretera, hacia diversas ciudades y sitios arqueológicos, ellos reaccionaron con alarma ante los supuestos peligros a los cuales me enfrentaría en el sur de México. Con argumentos, basados en las informaciones que se reciben trataron de disuadirme de que realizara ese viaje.
Como periodista, ansiosa de visitar Chiapas por primera vez y observar las costumbres aunque fuese de “paso” de algunas de las comunidades indígenas, me alegro de haber ignorado sus observaciones de inminentes peligros, en vísperas de las elecciones que se realizarán en México el próximo 21 de agosto.
Honestamente, en ningún momento experimenté la sensación de que algo desagradable pudiese ocurrirnos a quienes formábamos parte del pequeño grupo de viajeros. Desde el momento que bajamos del avión en Tuxtla Gutiérrez, capital de Chiapas, hasta el instante que abordamos otro en Oaxaca, ya de regreso, nuestro recorrido “turístico” se realizó en forma ininterrumpida siguiendo un itinerario profesionalmeme preparado por Abel Ramírez, de Universal Travel Center, de Oaxaca.
Por supuesto que los guías tuvieron que detener en diferentes puntos de las carreteras el vehículo en que viajábamos, para responder las preguntas de los miembros del Ejército mexicano, asignados para controlar el paso de autos y camiones en Chiapas. Generalmente estas paradas dc cinco minutos eran amenizadas con las conversaciones que entablábamos con los soldados preguntandoles sobre sus lugares de origen, educación y espectativas ante los acontecimientos que se avecinan. Estas charlas concluían entre sonrisas, apretones de mano y un “que les vaya bien”.
Es imposible ignorar el hecho de que en ese estado en particular existe una situación dc descontento político y social muy profundo y que hay un compás de espera, hasta ver quien resulta triunfador como presidente del país, en los próximos comicios electorales.
Pero no es sólo en Chiapas que se viven estos momentos de incertidumbre, los ciudadanos de casi todo el país comparten estas expectativas ante una situación política que para muchos puede dar lugar al reinicio de un movimiento armado que exige cambios sociales profundos, que ellos sostienen no se han dado a pesar del triunfo de la Revolución Mexicana de comienzos de este siglo.
En ciudades como Puebla, México, Tuxtla Gutiérrez, San Cristobal de las Casas, Oaxaca y Tlaxcala un porcentaje elevado de personas con quienes hablamos reconoce que no se puede seguir negando una realidad social y económica que ha ignorado por décadas las necesidades de un gran segmemo de campesinos. Lo que finalmente los llevó a levantar la voz para reclamar justicia social.
La tensión, no sólo se da en Chiapas, como tantos piensan. En realidad, como muchos ciudadanos señalan, el movimiento armado de los Zapatistas trajo a la luz un problema que afecta de una u otra manera, no sólo a los campesinos, sino a todos aquellos que se encuentran en desventaja económica. Para la gran mayoría de los mexicanos. el país se enfrenta a un momento decisivo en su historia.
Los habitantes de los lugares que visité manifiestan abiertamente su temor e incertidumbre por lo que pueda venir. Hay sectores que creen que las cosas van a mejorar y esperan confiados que eso ocurra, otros se dejan llevar por un pesimismo que es resultado de décadas de insensibilidad política y social hacia determinados sectores. “Vivimos el año en el que todos los candidatos prometen cosas, una vez que llegan al Poder, se olvidan de sus promesas”, comentó abiertamente un ciudadano poblano. Sin embargo, optimistas y pesimistas, frente a la incógnita de lo que se avecina sostienen que el cambio político y social debe darse.
Para Alex Chávez Guillén, estudiante universitario de la Ciudad de México, los habitantes del país están esperando las elecciones para hacer oír su voz a través del voto.
“México ha sido un país que ha superado muchas cosas; entre ellas los malos manejos del gobierno. No es tanto que la economía esté major, que haya tenido más apertura commercial, para mi manera de pensar, es la actitud de la gente la que ha cambiado”, nos comentó a mediados del mes pasado, parados frente a la Catedral.
“Este país era muy rico, todo se daba fácilmente. La gente no tenía que buscar tanto por su subsistencia, con hacer cualquier trabajo se vivía bien. Ahora no, hay que trabajar duro. Cuando un pueblo comienza a trabajar, empieza a cambiar su ideología hasta en la educación y este es un pueblo más educado, más inteligente, que sabe que en lugar de un movimiento armado que pueda ocasionar una masacre a su propia gente debe elegir el voto para hacer oír su voz. Así lo va a demostrar en las urnas. Estoy convencido de que el pueblo va a utilizar el voto como un arma para lograr un cambio. Es más fácil pensar que tomar un rifle o una pistola para disparar a alguien”.
El tema obligado en todas las conversaciones es el grado de honestidad con que se llevarán a cabo las elecciones. El pintor y muralista tlaxcalteco, Desiderio Hernández Xochitiotzin, resume su pensamiento en pocas palabras: “Si, se logra que las elecciones se lleven a cabo con un 90 por ciento de limpieza y honestidad y se proclama presidente de México al legítimo ganador, nos salvamos”.
Y sobre este constante fluir de opiniones y esperanzas expresados por campesinos, trabajadores, estudiantes, hacendados, comerciantes e intelectuales de que es necesario que se dé un cambio que garantice un nivel de vida mejor para todos los ciudadanos, recorrimos lugares bellísimos en Chiapas.
Como turistas y ante las actuales circunstancias es imposible ignorer la situación política del país, y aunque Mexico vive la efervecencia política de las semanas previas a las elecciones, la tranquilidad del visitante es garantizada por el respeto y consideración que se manifiesta en cada uno de los actos de sus ciudadanos.
Nos movilizamos sin problemas por la carretera que cruza por el centro de la selva lacandona, hacia el río Usumacinta, para después de un viaje de una hora en una lancha a motor y bajo un fuerte aguacero llegar a las inmediaciones de las ruinas arqueológicas de Yaxchilán y acampar allí junto con otros turistas norteamericanos y alemanes.
Tuxtla Gutiérrez con la maravilla del Cañón del Sumidero, San Cristóbal de Ias Casas con sus viviendas coloniales y sus calles adoquinadas, Chiapas de Corso, San Juan Chamula, las cascadas de Agua Azul y Palenque en Chiapas. Oaxaca con la belleza de la tradición de su festival más impresioname como es el de la Guelaguetza, envuelven al turista en un manto mágico de belleza y misterio a pesar de la incertidumbre política y social.
Es imposible no dejarse llevar por el acento cantarín de los niños de San Juan Chamula, ofreciendo las figuritas de cerámica trabajadas por sus madres, sin dejar de pensar en sus necesidades.
México palpita ante la esperanza de paz con justicia social, en un anhelo que nos compromete a todos por igual. ©La Oferta Newspaper.