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África y Europa se unen en el grupo musical Askanyi para lanzar un mensaje de paz

El grupo Askanyi que conjuga sonidos étnicos apasionados de los cantos africanos y un cuarteto de cuerdas hoy miércoles 05 octubre de 2016, en su presntacion en el templo de la Valenciana durante las actividades del XLIV Festival Internacional Cervantino que contara con 700 actividades a cargo de 3500 artistas provenientes de 38 países reunidos en la ciudad de Guanajuato. (México). EFE/Ulises Ruiz Basurto
El grupo Askanyi que conjuga sonidos étnicos apasionados de los cantos africanos y un cuarteto de cuerdas hoy miércoles 05 octubre de 2016, en su presntacion en el templo de la Valenciana durante las actividades del XLIV Festival Internacional Cervantino que contara con 700 actividades a cargo de 3500 artistas provenientes de 38 países reunidos en la ciudad de Guanajuato. (México). EFE/Ulises Ruiz Basurto

Guanajuato (México), 5 oct (EFE).- Lo que parece una actuación clásica de un cuarteto de cuerdas da un giro cuando cuatro vocalistas salen al escenario para entonar canciones africanas; son Askanyi, grupo que llevó hoy al Festival Internacional Cervantino (FIC) su mensaje de respeto y convivencia a través de la música.

Su nombre -que significa “los pueblos” en la lengua senegalesa wólof- remite a la unión entre las personas, un concepto de lo que dan ejemplo sus ocho integrantes, procedentes de Bélgica, República del Congo, Burundi y Senegal.

El grupo, afincado en Bruselas, ofreció en el Templo de la Valenciana de Guanajuato un concierto en el que llevó al público de esta ciudad mexicana su fusión, que se resiste a ser etiquetada, de los sonidos rítmicos de África y el lirismo del cuarteto de cuerdas.

Un recital que comenzó con la llamada de uno de sus fundadores e integrantes, el violinista Sebastien Paz, a buscar la paz entre los pueblos sin que importe “la nacionalidad, el color de piel y las creencias religiosas”, respetando la diferencia.

Tras esto, el templo se llenó de versos que, pese a ser en lenguas como el wólof o el kirundi (idioma de Burundi), estuvieron más cercanos a los espectadores gracias a las introducciones en que los vocalistas africanos explicaban el contenido de los temas, entre ellos, la alegría de “estar juntos”.

A la música del cuarteto se añadía en algunos temas el “beatbox” del congoleño Fredy Massamba, quien además demostró cómo su rap no encuentra dificultad en combinarse con el violonchelo de Robrecht Kessels.
Para cerrar la actuación, el grupo ofreció una repetición de “Matondo”, una canción para dar gracias a Dios con la que Massamba puso al público de pie.

La historia de Askanyi comenzó gracias al encuentro de Paz con Jupiter Diop en una gira por Senegal. Allí, en la ciudad sagrada de Touba, el violinista escuchó los cantos rituales de la comunidad Baye Fall, que se prolongan durante horas.

“Cuando oí la primera vez a Jupiter cantar eso me di cuenta de que había muchas cosas en común con la música barroca”, afirmó a Efe Paz, quien dijo que esta semejanza le animó a mezclar ambos sonidos para obtener una nueva estética.

Sobre una grabación del cantante, Paz comenzó a hacer un arreglo con el cuarteto de cuerdas, llegando así hasta lo que es en la actualidad el tema “Zikr in re menor”; un resultado que el violinista calificó de “mágico” y asemejó a cuando se unen dos radios con sintonías diferentes y “por casualidad, suenan bien”.

Desde entonces, comenzó un camino de aprendizaje y pruebas que culminó con la grabación del primer disco del grupo, bautizado con el nombre de “Askanyi”, que salió a la luz en 2015.

Con su música, la agrupación pretende enviar el mensaje de que “seas musulmán, católico o budista, no importa, la espiritualidad es la espiritualidad”, apuntó el violinista.

Paz señaló que los integrantes del conjunto quieren transmitir que, con “respeto”, la convivencia es posible, un mensaje especialmente importante en estos días, cuando “el racismo está subiendo mucho” en Europa.

Al término del recital, Askanyi mantuvo una charla con los espectadores en la que estos preguntaron aspectos relacionados con su música y con la reacción que hay en diferentes partes del mundo cuando les escuchan.

Nicole Bongo Letuppe destacó la emoción que el grupo sintió por cantar dentro de una iglesia, un lugar cargado de “energía” que se puede percibir incluso sin ser creyente, mientras que Paz puso como ejemplo de tolerancia entre religiones el hecho de que Diop hubiese dado la actuación en un templo cristiano, siendo musulmán.

Su compañera Marie-Ange Teuwen comentó a los asistentes que para ellos no es difícil combinar sonidos tan diversos.
Al cantar sobre la música de las cuerdas “es como si estuviésemos bailando”, señaló la vocalista, quien aseguró que, en sus actuaciones, “cada vez es diferente”.

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