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Septiembre 7, 2016

Lo qué los prestamistas le deben a los propietarios de vivienda estadounidenses

 Por Sharon McElhone

Sharon McElhone
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Cuando el cangrejo ermitaño salió de su caparazón, mi hija lo mostró. Fue en ese momento cuando otra madre y yo nos presentamos. Ambas familias nos habíamos movilizado en nuestros vehículos desde California hacia la limpia costa de Oregón, para acampar. Leslie mencionó que ella solía vivir en Oakland. Ellos fueron parte de la burbuja en la crisis de la vivienda, eventualmente perdieron su casa, y luego se mudaron para Sacramento, donde ella trabaja como bibliotecaria, y su esposo es maestro en una escuela. Leslie enfatizó que nunca volverán a comprar una casa.

La timidez a participar en la compra de una casa o refinanciar es uno de los traumas psicológicos más duraderos para los estadounideneses, desde la crisis de la caída de los precios de las viviendas. Como agente de bienes raíces y propietaria de una casa, sentí deseos de aconsejarla a comprar de nuevo, ya que una casa es una buena inversión para una familia joven; pero expresar mi opinión a alguien con la que había entablado conversación durante sólo 15 minutos no me pareció apropiado.

La industria de préstamo y nuestro gobierno tienen la obligación de curar las heridas psicológicas que los estadounidenses llevan después de ocho años, desde la crisis de vivienda. Los estadounidenses, como Leslie y su marido, que ya no creen en el sueño de poseer una casa, no sólo se perjudican a sí mismos sino económicamente a largo plazo; pero estas heridas también amenazan los ideales de otros americanos y ponen en peligro nuestra economía global.

Cuando los estadounidenses rescataron a los bancos, debería haber habido una deuda de gratitud a ellos, pero no ví ningún agradecimiento pero si un excesivo desplazamiento durante la más devastadora crisis económica desde la gran depresión. Fuí testigo de primera mano, durantes años, cómo los bancos daban la vuelta y se negaban a refinanciar a tasas más bajas, obligando a los propietarios de viviendas a vender a corto plazo o redimir la hipoteca. Se me ocurrió entonces y hasta el día de hoy vuelve a mí, preguntar por qué los legisladores no promulgan una ley que estipule que los prestamistas deben refinanciar a los propietarios con la tarifa más baja disponible si no han incumplido el pago de sus préstamos dentro de dos años. Nuestro tiempo de dificultades económicas fueron un llamado a ese tipo de creatividad. Sin embargo, muchos prestamistas han fallado en extender el reconocimiento y gratitud a los estadounidenses que le extendieron a ellos en su tiempo de necesidad.

La lógica indica que si un propietario lucha para pagar una tasa de interés durante dos años, él o ella tendrían un menor riesgo de impacto si la hipoteca tiene una tasa de interés inferior y un pago menor. Pero el alivio nunca llegó a millones de propietarios y muchos bancos están manteniendo a los propietarios de viviendas como rehenes, con préstamos con intereses más altos.

Crisis de la vivienda a nivel nacional
Crisis de la vivienda a nivel nacional

Cuando fue el requisito de préstamo sobre los ingresos declarados fue ignorado, los bancos acabaron con los propietarios de pequeñas empresas y su capacidad para refinanciar o comprar una casa. Un contador que trabajaba desde su casa no podía conseguir una refinanciación, como el ingeniero de Google o el ejecutivo de tecnología, pero eso sí tenía que pagar más interés que el ingeniero, ampliando la brecha de la diferencia de su clase – lo mismo va para los peluqueros, jardineros, camareros, y otros pequeños negocios que impulsan las economías locales. Además, profesores y bibliotecarios, como Leslie y su esposo que perdieron la plusvalía de su casa, y que tuvieron a prestamistas dándoles la espalda y que no los calificaban para un préstamo de tasa de interés más bajo, incluso cuando estaban extensamente disponibles, pagaron los precios más altos.

Permitiendo a los prestamistas negar a las familias jóvenes, las personas mayores, los trabajadores autónomos y otros dueños de pequeños negocios la refinanciación, ha sido un gran descuido en América, y continúa causando estragos a los americanos. Aprobando una ley que garantice a un propietario que ha pagado por un préstamo de interés más alto en un tiempo mínimo, tendría la capacidad de obtener una tasa menor de interés, que garantizara el alivio a propietarios e incrementara la economía. Esto significa que un banco ya no puede exigir si el propietario tuvo una falta por un préstamo antes de que pueda ser modificado. También esto detiene a un banco de usar requisitos arbitrarios que llevan a un préstamo a ser negado, por lo que los propietarios tienen que permanecer con las tasas más elevadas.

Hace años, mi esposo y yo fuimos a firmar los documentos de cierre en una refinanciación que nos habría dado una tasa baja de interés y ayuda en durante la mala economía. El día anterior al que teníamos que encontrarnos en el banco, un miércoles, el agente de préstamos nos llamó y dijo que el prestamista había solicitado una prueba de varios miles de dólares como reservas para cerrar el préstamo al día siguiente. Era una suma de dinero con la que no podíamos llegar y el banco sabía que no teníamos la reserva, porque habíamos dado a conocer nuestra información financiera en la solicitud. No conseguimos el refinanciamiento y seguimos pagando una tasa mucho más elevada que la publicitada por parte el banco.

 Luchamos por otro año y aplicamos de nuevo cuando las cosas mejoraron y unos días antes del cierre de un préstamo con una tasa baja de interés, el mismo agente llamó y dijo que el préstamo fue negado porque la deuda en proporción a nuestros ingresos era demasiado alta. El siguiente año, cuando nos volvimos a presentar, nos negaron una vez más por otra razón. Nosotros nunca incumplimos el pago de nuestro préstamo, y nos dimos por vencidos tratando de conseguir una tasa más baja, lo cual era el objetivo.

La historia es la misma para algunas personas mayores, así como varias personas que dirigen pequeñas empresas y para muchos propietarios de viviendas, que nunca han fallado en el pago mensual de sus préstamos, pero están obligados a pagar tasas de interés más altos. Permitir que los prestamistas puedan encajonar a determinados grupos con mayores tasas de interés perjudica a la clase media, es un lugar donde la división de clases se afianza e impide que el dinero deje de impulsar la economía.

Siete años después de la crisis, cuando finalmente encontramos a un intermediario que nos ayudó a obtener una tasa inferior, descubrimos que los bancos han acumulado trillones de dólares en bienes raíces de las ejecuciones hipotecarias de bienes de inmuebles de estadounidenses y que todavía hoy en día siguen manteniendo esas viviendas en los archivos. Ellos no están liberando los bienes inmuebles al mercado, con el fin de afectar a los valores de las viviendas, lo cual es otro delito contra los estadounidenses.

 Mientras nuestros niños miraban detenidamente al cangrejo ermitaño escondido dentro de su caparazón protector, nuestra seguridad parecía más frágil de lo que alguna vez fue. Debió de darse que los prestamistas y los legisladores restauraran la confianza a los estadounidenses en la propiedad de la vivienda como una forma de elevar no sólo la clase media, sino también ayudar a estabilizar la economía.

Después de todo, es la inversión más grande que el estadounidense promedio puede hacer en su vida. Digo, puede, porque aquellos, como Leslie que ya no creen en el ideal de ser propietario de una casa, señala un rompimiento desproporcionado al romperse lo que muchos americanos tenían como objetivos en sus vidas.

 

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