Por Michelle Córdova H.
Cesar Juárez es un joven circunspecto cuyo nombre es conocido y respetado entre el mundo de los activistas y su rostro refleja la pasión por su labor. Un organizador comunitario de corazón y un profesor por inspiración. Hoy en día es presidente de Human Agenda, una organización que lucha por los derechos de los inmigrantes y de los trabajadores del campo así como de Claro, una cooperativa de abogados que ofrece servicios inmigratorios a bajo costo.
Llegó de México con su hermano cuando niño de la mano de su madre, su musa e inspiración quien ha sabido darle el coraje para enfrentar su realidad de indocumentado y quien lo ha apoyado en la lucha de los derechos de su comunidad a vencer sus obstáculos sin importar poner su propio futuro en riesgo al luchar por sus sueños.
En México vivía confortablemente en Naucalpan, ciudad satélite de la Zona Metropolitana del DF. Su madre trabajadora y luchadora logró comprar una casa y dar a sus hijos una educación en escuelas privadas, pero no fue hasta que un hombre violento llegó a su vida que se vio forzada a salir del país. En México 3 de cada 5 hogares sufren algún tipo de violencia.
Dos días después de su séptimo cumpleaños venía a San José con una maleta llena de esperanzas, con la ilusión de reencontrarse con su padre y con su loro Daniel en el hombro.
Un apasionado matemático que se deleitaba con los números en su época colegial decantándose por las formulas y quien avizoraba estudiar administración de empresas hasta que en su juventud un cronograma de la historia latinoamericana en su clase de español lo sedujo al poder identificar sus raíces, y estudiar sobre su historia aquella que pertenecía a su familia, a su gente y su país.
Luego el Subcomandante Marcos y su Movimiento Zapatista de Liberación Nacional lo atrajo con sus ideales. Admiraba como se enfrentaba al sistema para luchar por los derechos de los indígenas y los pobres en una época en la que estaban fuera de la agenda política del gobierno mexicano.
La rebelión del Subcomandante que se llevó a cabo en Chiapas, uno de los estados más pobres de México, logró estremecer el status quo del sistema político arraigado en los 90’s y ante la falta de compromiso del gobierno central generó un sistema educativo y de salud autónomo. Esto fue lo que inspiró al joven Cesar, el saber que se puede combatir el sistema de opresión y poder buscar alternativas que empodere y que reivindique los derechos de los olvidados.
A sus 17 años perdió el interés por las clases convencionales y de estudiante brillante se convirtió en ratón de biblioteca quien tomó riendas en los temas que quería estudiar. Sus días los pasaba devorando libros sobre Latinoamérica, su cultura e historia, sentía una avidez por conocer más de todo aquello que no le habían enseñado en todos esos años en sus clases de historia, esa historia suya que le habían negado.
Todo ello acaecía al mismo tiempo en el que buscaba entender su estatus migratorio, ese estatus de indocumentado que le atemorizaba, que le hacía vulnerable, el que le impedía tener una licencia de manejo o un número social que le permita trabajar libremente. Su roca, su valiente madre le daba la fuerza y el ejemplo para tomar riesgos y seguir sus sueños.
Fue entonces cuando se dio cuenta que debía estudiar Ciencias Sociales guiado por sus maestros de ‘college’. Fue en las aulas de Evergreen donde lo empoderaron a seguir sus metas y no perseverar hasta llegar a convertirse en profesor de historia México-Americana
En la Universidad de San José donde se graduó se unió al grupo de SAHE, una organización liderada por alumnos universitarios que tiene como fin ser un grupo de apoyo para estudiantes indocumentados. Con ellos se dio cuenta que organizando a la comunidad podemos ser escuchados.
En el 2006 fue orgullosamente parte de la histórica marcha del Primero de Mayo en San José donde 130.000 personas salieron a las calles para exigir que no se criminalice a los indocumentados como pretendía el Senado Norteamericano en esa época y ante el temor de una deportación masiva. Con esta experiencia sabía que era hora para que SAHE comience a organizar, identificar líderes y crear una coalición para seguir educando y empoderando a la comunidad de inmigrantes.
Luego se unió a Chirca donde aprendió el arte de organizar, pasando a SIREN una de las organizaciones con renombre por sus servicios a la comunidad donde fungió como Director Del Programa de Organizadores; y también se forjó en el sindicato. Con la experiencia y el reconocimiento de la ciudad unió filas en la firma del abogado de inmigración Richard Hobbs como ayudante legal llevando la batuta del proyecto de DACA así como Human Agenda.
Gracias a su trabajo y experiencia Cesar ayudó sobre 700 jóvenes indocumentados con el proceso de DACA quienes obtienen un permiso de trabajo de dos años y la garantía de no ser deportados por el mismo periodo de tiempo.
Él también obtuvo su DACA por lo que pudo volver a su México para reencontrarse con sus recuerdos, su familia y su cultura; pero se dio cuenta que San José en California es su hogar, el que le inspira a luchar.
Pese a que con su esfuerzo logró que salieran de la sombra cientos de jóvenes y que encontraran trabajos mejor remunerados en sus campos de profesión, Cesar seguía guardando el sueño de ser profesor con lo que decidió volver a la universidad para obtener su certificado que le autorizaría a dar clases en los colegios.
Hoy en día es orgullosamente profesor de estudios étnicos en un colegio donde el 99% de sus estudiantes de noveno año son de color. Busca que sus alumnos entiendan y se identifiquen con el sistema de opresión e inequidad en el cual están inmersos y donde muchos son víctimas. Está consciente de la responsabilidad que tiene en sus manos al invertir en el futuro de sus alumnos planteándoles el amor y respeto por sus culturas mientras les provee de conocimiento y pensamiento crítico que el día de mañana les permitirá sentirse orgullosos de sus orígenes y de su contribución a esta nación.
Espera que cuando reciban historia norteamericana e historia universal tengan los elementos y herramientas que les permita catar, analizar e interpretar la información desde otro ángulo y con diferentes prismas. Con ello busca que analicen la historia desde su óptica y su propia experiencia.
Cesar es como aquellos míticos luchadores mexicanos que sale al rin de las calles para pelear por los indocumentados pero que no se esconde debajo de las coloridas máscaras, da la cara a la prensa, a la policía y al sistema poniéndose de carnada y arriesgando su libertad por su gente inmigrante y por nuestros derechos. Gracias a Cesar, a su fuerza, coraje e inmensurable labor es que la vida de miles de familias han mejorado.
Se ha desvelado por conseguir sus sueños y ahora deja toda su energía y pasión en las aulas donde germinan los futuros luchadores y seres críticos del mañana que seguirán abriendo el camino a nuestra comunidad y a quienes insta a que busquen siempre lo mejor para ellos y los demás.