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Violencia conmociona a Estados Unidos y une a comunidades

El jefe de policía Eddie García. Foto por Michelle Cordova
El jefe de policía Eddie García. Foto por Michelle Cordova

Por Michele Cordova H.

Estados Unidos se ha visto convulsionada con el asesinato de dos afro americanos en las manos de policías que fueron difundidas en redes sociales y los atentados contra agentes del orden a en distintas ciudades dejando un saldo de 10 policías muertos y 13 heridos en una semana generando tensión y protestas donde sobre 300 personas han sido arrestadas tras condenar la violencia policiaca y el perfil racial.

La reciente muerte de Alton Sterling ha traído indignación al ser asesinado en Baton Rouge a manos de la policía tras recibir múltiples disparos cuando lo tenían reducido contra el piso

El Departamento De Policía De Baton Rouge tiene un historial sórdido de brutalidad contra afroamericanos, siendo acusados por policías de otras ciudades que han colaborado con ellos por buscar a personas sin justificación legal, abusos físicos contra prisioneros y actuar de manera racial. En el 2014 un policía se vio obligado a renunciar luego de enviar textos racistas donde se refería a las personas de color como “monos o simios” y expresar el placer al arrestarlos. Los dos policías responsables del asesinato de Sterling han tenido problemas con exceso de fuerza y violencia en previas ocasiones.

Al día siguiente Philando Castile, otro afroamericano era asesinado por un policía en Minnesota al ser parado con la excusa de tener la luz del auto rota cuando en realidad acorde a los records lo pararon por asemejarse a un sospechoso al tener la “nariz ancha”. A través de un video filmado por su pareja fuimos testigos de un hombre agonizante con la camiseta ensangrentada en el coche que poco después moría.

El Departamento de Justicia comenzó una investigación de derechos civiles por sus muertes. El Gobernador de Minnesota quien solicitó se investigue la muerte de Castile aseguró que fue un acto racial. Acorde a un estudio realizado por RTTV en Estados Unidos las personas tienen 10 veces más la opción de morir en manos de la policía que por actos terroristas.

Personas de la comunidad de San Jose. Foto por Michelle Cordova
Personas de la comunidad de San Jose. Foto por Michelle Cordova

Tras su muerte el Presidente Obama hizo un llamado a una reforma policiaca aduciendo que no son incidentes aislados asegurando que no todos los ciudadanos son tratados de la manera equitativa. Recordó que las cifras de negros disparados o arrestados por la policía es más del doble que los blancos, lo que demuestra un claro perfil racial.

Estos incidentes enardecieron a la población quien salió a protestar a favor de la vida de la gente de color y exigir que pare la brutalidad policiaca que tan solo en el 2016 ha matado a 591 personas a nivel nacional acorde al periódico The Guardian.

La frustración e ira contra la policía hizo que un francotirador matara a cinco policías e hiriera a 9 personas en Dallas cuando se llevaba a cabo una protesta pacífica; y, una semana después se repetía el incidente en Baton Rouge con un saldo de tres policías muertos.

Los dos incidentes fueron cometidos por afroamericanos, en Dallas el francotirador, Micah Johnson, uncondecorado que sirvió en la guerra de Afganistán ydecidió ir al centro de Dallas y matar a gente blanca, de preferencia a policías blancos; y en Baton Rouge un ex marine cansado del perfil racial.

Otros dos oficiales han sido asesinados y tres heridos en incidentes separados en Bristol, Saint Louis, Valdosta y Bernem; y aunque aun se investigan las causas preocupa a la nación que los policías están ahora en la mira de la población civil. El Presidente Obama ha condenado los actos como despreciables al ser “ataques contra servidores públicos, contra el estado de derecho y la sociedad civilr”, además dejó claro que no hay ninguna justificación para la violencia contra agentes del orden.

Estos incidentes han logrado que ciertos políticos declaren “la guerra” al presidente a quien acusan de haber incrementar la muerte de policías y al movimiento social de “Black Lives Matter“. El ex congresista Joe Walsh los amenazó asegurando que van a ver como los “americanos de verdad” van a ir en su contra.

Durante la presidencia de Obama un promedio de 54 oficiales fueron asesinados, número mucho menor que en las administraciones de los presidentes Bush padre e hijo, Clinton, Ford o Reagan. Los dos años donde menos policiales han muerto en el último siglo fueron en el 2013 y 2015 durante su administración.

Acorde al New York Daily News pese a que ha habido un incremento del 59% de policías asesinados comparados con los del año pasado al 1 de junio, el 71% han sido matadas por personas blancas.

El concejal Raúl Peralez, un policía de la ciudad y el Fiscal General del Condado de Santa Clara Jeffrey Rosen. Foto por Michelle Cordova
El concejal Raúl Peralez, un policía de la ciudad y el Fiscal General del Condado de Santa Clara Jeffrey Rosen. Foto por Michelle Cordova

El ataque contra la policía no es la respuesta contra la brutalidad policiaca. El problema se presenta por la militarización de la policía, los millones de armas que se encuentran en manos de civiles, un sistema judicial que no lleva a los responsables a enfrentar el peso de la ley; y, una policía que no obra con transparencia y pierde la confianza de la comunidad a quién debe proteger.

La militarización policiaca va escalando, tras proveerles armamento diseñado y adquirido para la guerra y destruir al enemigo. Bajo el programa 1033 del Departamento de Defensa entrega a la policía las armas que no se utilizan en combate. Desde 1997 se han transferido sobre 5.1 billones de dólares en armamento a 8,000 departamentos de policía. Tan solo en el 2013 se transfirió armamento cotizado en 449 millones de dólares.

Desde el 2002 el Departamento de Seguridad del Estado ha donado sobre 41 mil millones de dólares a la policía para que compren armamento para contraterrorismo, que se les autoriza los usen en la calle contra de los civiles.

Esto ha convertido las ciudades que deben defender en campos de batalla dando un giro hacia un sistema de policía militar. Donde alguna vez se usaban bombas lacrimógenas y balas de hule ahora se usa tanques de guerra, lanza granadas, rifles de alto poder, bazucas o ametralladoras automáticas cambiando la mentalidad del policía pacifico a mentalidad de soldado.

Esto se evidencia en la brutalidad que usan los policías, la ejecución que se ven en los videos que salen a la luz, el abuso físico a personas que son ya sometidas y el excesivo número de disparos que reciben los sospechosos.

El problema se ha ahondado con la fallida guerra contra las drogas donde los agentes del orden tienen entrenamiento militar e instrucción táctica. Es más común ver a equipos SWAT de Operaciones Tácticas que fueron creados para ser usados en situaciones extremas como masacres, o casos de rehenes en simples órdenes de cateo ante inspecciones por drogas en casas de civiles. Cuando los policías son vestidos, entrenados y armados como soldados, es lógico que empiecen a actuar como uno.

El tinte racista se evidencia también cuando se usan las fuerzas del SWAT, el 71% de sus operaciones tienen como objetivo a personas de color acorde a un estudio de la Unión Americana de Libertades Civiles, ACLU. En Burlington, Carolina del Norte, los afroamericanos tienen 47 veces más probabilidades de redadas con operaciones del SWAT que los blancos. En una investigación realizada por The Guardian se encontró que los jóvenes negros tuvieron nueve veces más posibilidades de ser asesinados por policías que otras razas.

Otro problema que ahonda en la violencia y la brutalidad policiaca es la facilidad que hay en Estados Unidos para obtener armas, siendo el país más armado del mundo donde más de cien millones hogares tienen al menos una. El francotirador que atacó a los policías tenía un arsenal en su casa.

El control de armas es un debate que toma fuerza tras cada masacre, mientras los defensores de la segunda enmienda de la constitución que permite portar armas libremente y los que buscan una reforma que se centre en la seguridad del país. Entre las propuestas es que haya verificación de antecedentes penales y metales de los interesados en comprar armas así como entrenamientos sobre seguridad, mantenimiento y uso adecuado.

El Congreso se niega a pasar regulaciones amparados en la segunda enmienda, negando incluso la restricción de compra de armas a aquellas que están en la lista de terroristas.

En Estados Unidos cada día 297 personas son heridas por armas de fuego, 48 son niños o jóvenes, de los cuales 89 mueren. Son asesinados 31, 55 se suicidan y dos mueren por disparos accidentales diariamente.

Ante la falta de respuesta federal que promuevan reformas contra las armas, algunos estados y ciudades han tomado la iniciativa, en San José la Coalición de Ciudades Seguras coordinada por miembros de la Congregación Shir Hadash, PACT y el Centro de Paz y Justicia busca pasar una ordenanza en la ciudad con el apoyo de los Congresistas Mike Honda y Zoe Lofgran, varias concejales, organizaciones comunitarias, líderes religiosos y de la comunidad.

Proponen que las armas sean guardas en cajas de seguridad en casa o auto cuando no las están portando, que se reporte a la policía cuando una arma es robada o perdida, que no se puedan comprar armas con cargadores con capacidad mayor de 12 balas; y, que se lleve una base de datos sobre quienes adquieren armas.

El código de silencio en algunos cuerpos policiacos y casos de corrupción ahondan el problema. Hemos visto casos donde la policía altera o destruye evidencia, como en Chicago en el 2014 cuando la policía borró 86 minutos del video de una cámara de seguridad de Burger King que registró el asesinato de Laquan McDonald quien recibió 16 balazos a mano del policía Jason Van Dyke.

Mientras no se pene con la ley a aquellos agentes del orden que cometan actos de corrupción, brutalidad policiaca, crímenes contra los derechos humanos o infrinjan la ley, especialmente cuando la víctima son de minorías, la comunidad afectada no confiará en la institución. La policía debe ser transparente y responsable de sus actos.

Hemos sido testigos de demasiados casos de brutalidad policiaca contra personas de color que son eximidos de responsabilidad y no enfrenta una condena como con Travin Martin, Sandra Bland, Sean Bell, Eric Garner, Rekia Voyd, Michael Brown, Kimani Gray, Tamir Rice o Freddie Gray solo para citar unos pocos desde el 2014.

Para ahondar el problema, en junio la Corte Suprema de los Estados Unidos dictaminó que los juzgados pueden usar pruebas de delitos y no importa si la policía usó tácticas ilegales para obtenerlas poniendo en riesgo a la gente de color.

La jueza Sonia Sotomayor condenó la decisión considerando que se darán más arrestos ilegales entre las minorías poniendo sus vidas en riesgo al irrespetar sus libertades civiles y recordar que no es ningún secreto que las personas de color son desproporcionadamente víctimas de este tipo de escrutinio.

En San José se llevó a cabo un foro comunitario el 15 de julio en la Plaza de la Herencia Mexicana para discutir la manera en que la policía actúa contra las personas de color, la discriminación y brutalidad policiaca.

En una plaza abarrotada, se presentó un panel conformado por religiosos, representantes de organizaciones así como el jefe de la policía de San José Eddie García, el Concejal de la ciudad Raúl Perales y el Fiscal General del Condado de Santa Clara Jeffrey Rosen.

El propósito del foro fue encontrar de manera conjunta entre los afectados, líderes civiles, de derechos humanos, organizaciones comunitarias soluciones y trabajar de manera mancomunada en temas de justicia y relaciones con la fuerza policiaca.

Miembros de la comunidad expresaron sus testimonios, indignación y temor tras ser víctimas de brutalidad policiaca o prejuicio racial, algo que el jefe de la policía, Eddie García admitió al aseverar que si existe abuso racial en su departamento. Se consideró promover encuentros comunitarios de acercamiento, buscar soluciones a los testimonios compartidos, generar un departamento o una junta conformada por civiles que vigile las acciones de los policías así como un departamento de auditoría independiente y un mejor entrenamiento para la policía.

Mientras se construyen puentes entre los agentes y la comunidad se necesita una reforma policiaca y judicial para que pare la tensión y la desconfianza y las relaciones se afiancen. Se han presentado por lo menos 55 proyectos de ley al Congreso con ideas para tratar de reducir el número de confrontaciones mortales entre policías y la sociedad, pero todas han sido bloqueadas por la mayoría republican.

El temor, muerte y agresión debe cesar. La cooperación, reestructuración debe imperar para dar paso a desarmar las calles y sembrar el respeto y la tolerancia.

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