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Desde Mi Perspectiva – Crisis sociopolítica en México: Urge una Reforma Constitucional de Fondo

Por Ernesto I. Garibay Mora

El día 20 de noviembre en México, aniversario de la Revolución, adquirió otro sentido en el país; cientos de miles de personas se manifestaron en todo el territorio y más allá de sus fronteras exigiendo la presentación de los 43 estudiantes normalistas de Ayotzinapa, y la inmediata renuncia del Presidente Enrique Peña Nieto.

La multitudinaria manifestación se llevó a cabo, en general, de manera pacífica, a pesar de los bloqueos en carreteras, paros en centros académicos y de trabajo; no así en el estado de Chiapas, donde un grupo de jóvenes anarquistas lanzaron bombas molotov a tiendas y destruyeron bienes a su paso, incluso incendiaron edificios públicos; la misma circunstancia sucedió en Campeche, así como en el municipio de Naucalpan, Estado de México.

En las distintas protestas se agruparon organizaciones políticas, civiles, de trabajadores, de profesionistas, familias enteras, universidades, etc., fue brutalmente heterogénea que bajo el cobijo de un solo grito exigieron la presentación de los muchachos de Ayotzinapa, y la renuncia de Peña Nieto y todo su gabinete, entre otros.

Ahora bien, fue sin duda una manifestación multitudinaria, nacional e internacional, que por su trascendencia sólo ha sido superada por las previas al 2 de octubre de 1968, con las consecuencias ya conocidas, en ese sentido, ¿hasta dónde puede y debe soportar el gobierno de Peña Nieto? Habría que reflexionar seriamente en las secuelas de una gran inconformidad social que vive y se siente en el país; una inconformidad que ya está en marcha y que no podrá detenerse, ni el frustrado desvío de atención con la famosa “Casa Blanca”, tuvo (y que bueno que así haya sido) los resultados esperados por la maquinaria de mercadotecnia del gobierno mexicano, y sí por el contrario vino a agravar el contexto socio-político.

Enrique Peña Nieto y todo su gabinete, deben reflexionar sobre su continuidad al frente de un Estado que está desestabilizado y no por la oposición política o partidista, no tienen esa capacidad, sino por la misma sociedad que está harta de la impunidad y corrupción, la falta de justicia, la carencia de oportunidades para su desarrollo, de la violencia que se desató de manera indiscriminada (desde el gobierno de Felipe Calderón), y un largo etc., el gobierno actual está desestabilizado por la misma sociedad, no hay duda; realidad que ya se insertó en un ámbito internacional.

¿Qué vientos se presagian? Es temerario decirlo, pero no considero que sea motivo de un levantamiento armado, aunque ya el gobierno de Peña Nieto lo contempla, de hecho, el propio Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos, en tono de advertencia señaló que los soldados cumplirán a la Patria, privilegiando el diálogo y la prudencia, remató diciendo que “…siempre con plena observancia de las decisiones que el poder civil determine.” Es decir, lo que determine el presidente. Quizá no haya un levantamiento armado de la magnitud de una revolución, pero sí un incremento significativo en las actividades de grupos guerrilleros que prevalecen en el país, y un aumento en sus filas y simpatizantes.

¿Puede ocurrir un golpe de Estado? No, en mucho, sumiría al país en un retroceso de grandes dimensiones… Bajo esa perspectiva, ¿la salida a la crisis sociopolítica sería de renuncia inmediata de Enrique Peña Nieto? Es posible en términos del artículo 86 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y deberá presentarla, en su caso, ante el Congreso de la Unión quien determinará lo conducente, no obstante, ¿con la renuncia de Peña Nieto terminará la violencia, la impunidad, la corrupción? Por supuesto que no, esas circunstancias están, lamentablemente, insertadas en todos los niveles de gobierno. Si renuncia Enrique Peña Nieto, ¿el que lo sustituya terminará por decreto con la violencia, la impunidad o la corrupción? ¿Es prudente que renuncie? Si… sin duda, pero tal hecho no modificará en lo absoluto las actuales condiciones del país.

Hay que ser objetivos, la salida es una reforma constitucional de fondo donde se elimine, por ejemplo, el fuero, se integre a la vida electoral la figura de un candidato independiente, retirar todo apoyo financiamiento a las organizaciones o partidos políticos, que la academia sea la base de elección para el gabinete, etc., sólo así el horizonte de un México mejor será posible…una reforma constitucional cuya base sea la sociedad y que la soberanía sea efectiva de conformidad con el artículo 39 de la Carta Magna, es decir, el pueblo.

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